Lo de ser abortista no es una cosa nueva para mí, desde que en la clase de Civismo, en 2º de secundaria nos contaron que una de las formas de control de la explosión demográfica era el aborto me pareció una solución lógica y razonable al lado de la hambruna mundial que nos pronosticaban para principios de este siglo, en la que se nos decían tendríamos que comer chapulines y cucarachas.
He pasado por diferentes etapas respecto al tema, eso de venir de una familia católica y conservadora a veces te hace ir con pies de plomo. Pero llega una a cierta edad, que cansada de hipocresías, y de no poder expresarse libremente por no ofender al los demás, explota y escupe toda la mierda.
Ahora sinceramente pienso que el aborto debe ser libre, gratuito y obligatorio, porque aun con la sorpresa de los movimientos de indignados, sigo pensando que la humanidad no tiene arreglo.
Desde esta posición y viniendo de un país donde el aborto solo está despenalizado desde 2007 a petición de la mujer hasta las doce semanas de embarazo en la Ciudad de México pero penalizado en 18 de las 31 constituciones de los estados mexicanos me indigna mucho que en España se esté dando marcha atrás en ese sentido.
De la panda de imbéciles obcecados que en España tenemos por gobernantes ya os contaré luego, pero este HDLGP Alberto Ruiz-Gallardón, Ministro de Justicia, hoy se lleva las palmas, Muy bien, lo de que "la malformación del feto no sea ya un supuesto para abortar", muy bien, no es suficiente que el sufrimiento nos lo provoquen solo los gobernantes, hala, que venga ya de diseño.
Sabemos que esto es una cortina de humo para que no veamos la ruina en la que han hundido el país en solo seis meses y 20 días, pero sabiendo como son y quienes están detrás, las mujeres podemos ir haciendo nuestra hucha para irnos a abortar a Cuba, que estos tienen mucho amor por los no natos, y poco por los que ya estamos nacidos y crecidos, algunos con más esfuerzo que otros, y que somos los que pagamos sus sueldazos y pensiones vitalicias por ir a oprimir un botón cuatro años, muchas veces en contra de los intereses del pueblo, mientras a nosotros cada vez nos retrasan más la edad de jubilación.
¡Como para no querer abortar! Si esto le esperase a un descendiente mío querría ahorrarle el sufrimiento.
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